Comité Editorial

6 de noviembre de 2012

El disparo


            -Dispárame -gritó Máximo, arrodillándose trabajosamente sobre el pavimento aún húmedo. Esa tarde había llovido más que en cinco siglos.
             Su hermana -una pequeña de cinco años-, ubicada frente a él, lo observó con la mirada extraviada en pensamientos.
            La esquizofrenia había terminado con él antes que la bala disparada por un arma que una niña no podía tener, ni tenía, alcanzara su frente.

Estefanía Paéz Jiménez, Los filos de la culpa, Lucrecia Editorial, Santiago del Estero, 2012.

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