Comité Editorial

24 de noviembre de 2012

La brevedad en la música culta (I)

          La ópera, la sinfonía, el concierto para algún instrumento solista, el ballet... representan para la música culta, lo que para la literatura son la novela y el teatro: obras de gran aliento. Suficiente para espantar a algunos, pero también para dar renombre a sus autores e inmortalidad a sus autores. ¿Quién no ha oído hablar de "la Novena de Beethoven", "la Cuarenta de Mozar", "la Inconclusa de Schubert", "la Sinfonía Del Nuevo Mundo de Dvoràk", "la Resurrección de Malher"...? Sin olvidar a La Traviata, de Verdi, Carmen de Bizet, El Mesías de Händel, "Las cuatro estaciones" de Vivaldi... Y la lista sería enorme. Existe, sin embargo, un sin número de piezas breves que se han ganado por su calidad o popularidad un lugar en la historia de la música y andan por el mundo libres, tarareadas con familiaridad, sin lastre que, muchas veces, significa el nombre de su autor. Algunas de estas piezas así nacieron: breves, como la minificción; otras, son extractos de obras mayores, en cuyo caso se han apoderado del nombre de la obra a la que pertenecen. En este último caso tienen cavida las arias de ópera, duetos, cuartetos... o los cuadros de ballet.
          Para no extendernos más, aquí traemos un ejemplo: "la Barcarola" de Los cuentos de Hoffmann, ópera del músico francés Jacques Offenbach (1819-1880).
 
 

1 comentario:

  1. Nos acercas una de las voces que , al menos a mi, más me gusta, la mezzo-soprano Elina Garanca y en una de las piezas más bellas: Belle nuit - Barcarolle, donde su cadencia y lento compás, te lleva a soñar sumida en un delicioso vaiven, romántico y sentimental.

    ¡Bella noche, oh, noche de amor!
    Sonríe a nuestra embriaguez,
    noche más dulce que el día.
    ¡Oh, bella noche de amor!


    Preciosa aria.

    Recibe mis saludos

    Anna Jorba Ricart

    ResponderEliminar

Los comentarios anónimos serán eliminados. Gracias por su comprensión.