Comité Editorial

9 de noviembre de 2012

La gaceta del ángel



         Contra su costumbre, el dependiente del quiosco de periódicos no sacudió ni dobló el diario por mitad, en esa maniobra que a él le parecía absurda e innecesaria. “No tengo cambio, ahí me paga mañana”, rechazó el billete que le ofrecía. Dejó el parque con sus corredores matutinos y se encaminó al restaurante de siempre. “Solo café”, se anticipó a la pregunta de la mesera, lista a tomar su orden. Comenzó la lectura del periódico por la última página, en la sección de deportes. El equipo de futbol de sus amores disputaría esa noche la final del campeonato. Mañana a esta misma hora estaría aquí leyendo y celebrando el triunfo de los suyos. Sorbió el café caliente, como le gustaba, pero no le supo ni olió a nada. Solo la emoción de levantar la copa podía alterar tanto su vida, incluso sus sentidos. En la sección de Ciudad fue directo a la primera página a revisar su columna. El periódico comenzó a desaparecer entre sus manos.



José Manuel Ortiz Soto, Cuervos para tus ojos.

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