Un hombre dudaba entre casarse o no con su novia de toda la vida, con la que llevaba ya seis primaveras. Para hacerse una idea le pidió a un adivino que le mostrase en su bola de cristal cómo estaría ella al cabo de dos años. La bola le mostró una imagen de su novia con al menos treinta kilos de más.
Ante semejante visión, el hombre decidió abandonar a su novia, a su esbelta novia de toda la vida, y ésta, desesperada, sintiéndose morir, rechazada por el amor de su vida, empezó a comer y comer como una loca.
Roberti Malo: Galería de hiperbreves. Tusquets, 2001.
la bola no mintió, al contrario, participó en el destino de la pareja de novios tan bien narrados aquí,
ResponderEliminarPues qué pena que precisamente a causa de la bola, el futuro se cumpliese. Y es que a veces es mejor no conocerlo y dejarnos llevar por el corazón o la intuición.
ResponderEliminarMe gustó el relato y su enseñanda, al menos para mí, la tiene.