El Libro de los abrazos de Eduardo Galeano, escritor uruguayo al que tuvimos el privilegio de entrevistar en este espacio (Enlace a Breve entrevista a Eduardo Galeano), es uno de esos libros raros, extraños, difíciles de encontrar. Detrás de cada página, el autor esconde una reflexión o una narración contada de una manera que, al día de hoy y a pesar de que fue escrito en 1989, resulta poco convencional.
La frescura de Galeano se refleja en la exquisita sencillez con la que escribió cada página, cada historia, cada anécdota, cada crítica. La primera y la tercera persona aparecen de manera permanente y carprichosamente aleatoria, como si el autor tuviera la firme intención de exigir el reposo de la lectura a través de un diálogo silente. Este asunto bien podría interpretarse como una cortesía del escritor para dar a entender que estas páginas no se consumen de manera digna a través de la velocidad, sino que deben asimilarse con detenimiento y análisis profundo.
A través de los más de 250 textos que se encuentran aquí, el autor explora diversas brevedades con historias que bien podrían tener una división temática, pero que, por algún buen motivo, se ahorra para dejarla al arbitrio del lector. El libro de los abrazos es una perfecta excusa para conocer la pasión viajera de Galeano, su mordaz crítica de la política, su agudeza literaria reflejada en el realismo y la seriedad con las que aborda la fantasía y sus inefables anhelos de libertad, palabra que considero clave mencionar si al caso viniera elegir un sinónimo del espíritu de este libro.
Uno de los temas que más disfrute genera este libro es, quizá, el que Galeano llama "Dicen las paredes", una serie que funge como recopilación de aquellas frases que llamaron su atención a lo largo de sus viajes. No estaría de más nombrar algunas de ellas:
En Buenos Aires, en el puente de la Boca:
Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie.
En Caracas, en tiempos de crisis, a la entrada de uno de los barrios más pobres:
Bienvenida, clase media.
En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:
Dios vive.
De puro milagro.
Y también en Bogotá:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Y debajo, con otra letra:
(Último aviso).
El libro de los abrazos es, de verdad, una hazaña literaria de sencillez, espontaneidad y franqueza reunidas. Trasgrede los límites de la poética como los conocemos, porque, dados los contextos de exceso de maquillaje con los que solemos adornar a nuestros textos, su belleza es tan pura y natural que asombra. Galeano se aleja de los aspavientos y narra con desparpajo, pero con una elegancia propia de maestro.
El libro de los abrazos, Eduardo Galeano, Siglo Veintiuno Editores, 1989.


Me gusta mucho Galeano, como escritor y también en su manera de moverse por el mundo.
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