Como parte de de la colección EL GABINETE DE CURIOSIDADES DE MEISTER FLOH, editada por Ficticia Editorial y dirigida por Javier García-Galiano, se encuentra el libro Abril y otros cuentos de Joseph Roth, escritor austriaco muerto en París en 1939. No se trata de un libro de microrrelato, sino de cuento, como su título lo indica, pero el cuento "Abril. La historia de un amor", que da título al libro, bien podría ser un serie de microrrelatos. En realidad lo es: la voz narrativa cuenta su llegada a una pequeña población y su estancia en ella; en una palabra, la vida de aquel pequeño lugar. El final, por demás desconcertante o inesperado, al más puro estilo kafkiano. He aquí algunos ejemplos.
Las viejas que escombran en la noche deben ser malas. Mi abuela, que parecía un perro, siempre barría con la escoba el suelo en la noche. Yo era muy chico, odiaba a la abuela y a la escoba y amaba los recortes de papel, las colillas de cigarro y todas las formas del desecho.
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De noche, en las ciudades pequeñas no hay gente ocasional en la calle. Sólo amantes o rameras o serenos o dementes o poetas. Los de paso e indolentes están seguros en casa.
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En medio de la plaza de armas está el fundador de la ciudad, un obispo de piedra, como si estuviera en estado de alerta. Está en el centro y es importante. Creo que la gente lo tiene por muerto y liquidado. Pasa enfrente y no lo saluda; no tendría que temer decir un secreto cerca de él o cometer un crimen. ¿Para qué lo siguen conservando?
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(...) ahora quiero ir a Nueva York de inmediato, América es un país magnífico. No lo fundó un obispo de piedra.
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(...) ahora quiero ir a Nueva York de inmediato, América es un país magnífico. No lo fundó un obispo de piedra.
Joseph Roth, Abril y otros cuentos, traducción de Javier García-Galiano, colección EL GABINETE DE CURIOSIDADES DE MEISTER FLOH, Ficticia Editorial, 2012.

Tiene razón: Nueva York tiene otro aliento, no hay viejas tumbas, suelos que remover en busca del pasado. Nueva York, incluso F. García Lorca, lo veía distinto:
ResponderEliminarEquivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios. (de Poeta en N. York, Lorca)