Me acerco y anoto sus nombres. Este año soy yo la mano inocente. Al final de la cena saco un papelito de la bolsa de tela para cada uno. Enseguida, mamá busca una pista en la cara del abuelo. La tía levanta sospechas con su pícara sonrisa y la abuela trata de encontrar una señal en el cuchicheo del tío Andrés. La entrega de regalos será el 6 de enero. Y estos no superarán los treinta euros. Lo que no saben es que yo los recibiré todos. Lamentarán el error del año pasado.
Pablo de la Rúa, Relatos en cadena, Alfaguara, 2010.
Pablo:
ResponderEliminarTu personaje había resultado ser un flor de rencoroso...
Muy interesante, pues más de uno imagina sus revanchas.
Saludos.
Bastante divertido.
ResponderEliminarBien hecho.