Comité Editorial

31 de marzo de 2013

Semana del 1 al 7 de Abril de 2013.


Juan nace quinto entre los hijos de Alfonso XIII pero su hermano mayor se casa con una cualquiera, el siguiente es sordomudo y las dos restantes son mujeres y no cuentan, así que se coloca primero en la línea sucesoria. Sólo que, entremedias, los españoles expulsan a los reyes, instauran una república, y le dejan sin trono que heredar.

Entonces los militares dan un golpe de Estado que se prolonga en guerra civil. Juan corre en su ayuda pero, alegando que su vida es demasiado valiosa, le obligan a regresar por donde vino.

Finalizado el conflicto, triunfantes los militares, reclama su corona. Franco da largas. En coincidencia con el desembarco de las tropas aliadas y su firme determinación de barrer al fascismo, Juan revisa sus ideas antiliberales y antidemocráticas, se declara rey de todos los españoles, amigo de la oposición republicana en el exilio y enemigo de Franco.

El plan vuelve a fallar. Los aliados detienen la cacería en Mussolini y en Hitler, y España se convierte en bastión contra los comunistas. Comienza el largo y sacrificado exilio en Estoril, viviendo en palacetes de prestado, navegando en yates de prestado, con servicio de prestado y con amigos que corren con los gastos corrientes. Una vida de penurias que Juan trata de olvidar en infinitas noches de casino, francachelas sin fin, y alcohol suficiente como para acabar con la vida de los océanos.

Por contentar a los monárquicos, el pillo de Franco le ofrece la posibilidad de tomar bajo su tutela a su hijo mayor, Juan Carlos. A Juan no le hace gracia pero envía a su primogénito a la manera de una palanca que vuelva a abrir las puertas del trono para él.

Transcurren decenas y veintenas de años. Un buen día Franco designa a Juan Carlos sucesor a título de Rey. Si le hubieran preguntado a él, Juan hubiera respondido que era una locura. No son los militares los que nombran a los reyes, sino al revés. Además de la escasa aceptación popular a la que se arriesga un monarca que viene de la mano de un dictador sanguinario. Por no hablar de que el heredero de la corona era él mismo, y nadie puede saltar sobre la legitimidad dinástica. Pero a Juan nadie le pregunta. Su hijo acepta el título sin rechistar y a otra cosa, mariposa.

Brama pero no insiste. Su última esperanza es que su hijo le devuelva la corona tras morir Franco. Además no es momento de andar jugando: su hermano mayor ha casado a su primogénito con la hija de Franco. Un paso en falso y el Caudillo cambia de rama de borbones a la que otorgar la sucesión.

Muere Franco y a su hijo lo coronan Rey. Viendo que no está dispuesto a cederle la corona, Juan conspira contra él. Pero, disuadido por los servicios secretos españoles, fallidos todos los planes, acaba por abdicar y reconocer la legitimidad dinástica de Juan Carlos.

Hijo de rey, padre de rey y jamás rey, muere el 1 de abril de 1993. Por petición expresa de Juan Carlos, le entierran en la cripta del Monasterio de San Lorenzo en el Escorial. Allí descansan los restos de los monarcas españoles. Se suele interpretar como un homenaje póstumo de Juan Carlos de Borbón hacia el padre que no pudo reinar. Más bien parece una broma macabra.

En la corte sin monarca de la Internacional Microcuentista, esta semana nos deleitarán con sus relatos Macedonio Fernández, Miguel Lupián Soto y Rony Vásquez Guevara. Y presten atención a sus espejos porque uno de los próximos cinco días aparecerá reflejada la antología Destellos en el cristal, en la que un buen puñado de microrrelatistas aportarán su experiencia ante esas ventanas hacia otros mundos.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado ese repaso al rey sin corona. Me sorprende, no obstante, que viviera de prestado pues hoy mismo publican en que dejó una herencia de 6 millones de euros, claro que eso debe ser calderilla para un rey.
    http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/30/espana/1364674650.html

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  2. Decididamente, van a terminar con el oficio de escritor. Es imposible. Me siento incapaz de construir una historia original. ¡La ficción ha muerto! Ha sido asesinada por la realidad...

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  3. Durante el exilio de Don Juan hubo un puñado de nobles españoles, una suerte de Diputación de Notables, que arrimó su fortuna a la financiación de la familia real y su modus vivendi. Eso sí: a esta gente suele resultarle difícil ser pobre pues sólo en joyas, arte y patrimonio suelen poseer un fortunón. No sería extraño pues, Ximens, que con una mano pidieran financiación y con la otra aprovecharan para seguir haciendo negocio.

    Pierde cuidado Luis Miguel Morales Peinado: casi todo lo que conocemos sobre la familia real española entra más en la categoría de ficción que en la de realidad; de hecho, ¿de qué otra manera se puede aceptar la existencia de un rey sino es mediante una ficción que muchos se empeñan en aceptar como realidad?

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