Antonio Serrano Cueto nació en Cádiz (España) en 1965. Es Profesor Titular de Filología Latina de la Universidad de Cádiz. Sus investigaciones académicas se centran en el campo de la literatura latina de los siglos XV-XVI y en diversas facetas de la tradición clásica. Ha ocupado cargos de gestión en su universidad, como el de Director del Servicio de Publicaciones y el de Director del Centro de Posgrado y Formación Permanente. La dedicación a la vida universitaria ha sido la causa de que durante dos décadas haya dejado a un lado la escritura, a la que ha vuelto hace poco más de cinco años. En este período ha publicados el libro de microrrelatos Fuera pijamas (Ayto. de Montcada-DeBarris, 2010), el de relatos Zona de incertidumbre (Sevilla, Paréntesis, 2011), y los poemarios No quieras ver el páramo (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2010) y Son caminos (Madrid, Del Centro Editores, 2012). Tiene en prensa Papeles secundarios (Sevilla, Isla de Siltolá, Colección Álogos), que recopila una selección de entradas de su blog: El baile de los silenos. Sus microrrelatos han sido incluidos en las antologías de Fernando Valls Los microrrelatos de La nave de los locos (Granada, Ediciones del Vigía, 2010); Mar de pirañas (Palencia, Menoscuarto, 2012) e Irene Andres-Suárez, Antología del microrrelato español (1906-2011). El cuarto género narrativo (Madrid, Cátedra, 2012), así como en las antologías online preparadas por Internacional Microcuentista: Grandes microrrelatos de 2011 y Destellos en el cristal. También participa en la antología que preparan Manu Espada y Rosana Alonso para Talentura, de próxima aparición. Ha publicado poesía en varias revistas poéticas. Fue ganador del Premio de Microrrelatos El Basar de Montcada (2009) y finalista del Premio de Poesía Gerardo Diego para autores noveles (2009). Colabora con medios de prensa y radio.
IM: Tu obra se ha movido entre la poesía, el cuento y el microrrelato. ¿Con qué género te sientes más cómodo y por qué?
ASC: A la hora de escribir, me siento más cómodo con la prosa, si por comodidad se entiende cierta fluidez para lograr el maridaje entre la idea y la palabra. Sin embargo, la poesía, a pesar del grado de exigencia que le concedo (o quizás por eso mismo), me satisface más. Cuando, después de muchas revisiones, doy por concluido un relato, creo haber cumplido con mis propias expectativas; cuando sucede con un poema, siento que aún queda mucho recorrido, pero el regusto es mayor. De hecho, la poesía ejerce un poder atracción constante.
IM: Entre la investigación académica y la creación literaria, ¿cuál es el vínculo más fuerte y cómo manejas sus diferencias a la hora de escribir?
ASC: Una amiga escritora, profesora universitaria también, me dijo en cierta ocasión que ambas cosas son irreconciliables. Aunque discrepé en su momento, empiezo a creer que es cierto. De existir un vínculo entre mi formación e investigación académicas y la creación literaria, sería la tradición clásica. Acaso podría contarse también el afán por escribir textos académicos con un lenguaje cercano al literario, para evitar la rigidez en la lectura propia de este tipo de escritos, aunque no sé hasta que punto lo consigo. En cualquier caso, el tiempo me va enseñando (como decía mi amiga) que ambas actividades reclaman miradas muy distintas y poco o nada convergentes: la mirada de la creación literaria es caleidoscópica, por mágica y colorida; la mirada académica es unívoca y suele gravitar sobre una mesa de disección.
IM: En tu blog, El baile de los Silenos, has abordado el microrrelato también desde la crítica. ¿Crees que la era digital ha banalizado el género?
ASC: Sin duda. Pero no creo el soporte sea el culpable de esta banalización. Intervienen otros factores, como los prejuicios de algunos críticos y escritores, la proliferación de concursos de microrrelatos que imponen temas o establecen las primeras palabras del relato, la arbitrariedad con la que se denomina microrrelato a cualquier cosa y, de manera muy principal, la escasa calidad de la escritura de muchos textos que circulan (ahora sí) por la red. He escrito que, como le ocurre a veces a la poesía, en la brevedad del formato están su cara y también su cruz, ya que dicha brevedad se convierte en el mayor acicate para su práctica, que viene estimulada además por la rápida difusión en revistas, periódicos y vías digitales diversas... Leo muchos textos en papel y en la red que no me parecen microrrelatos y, sin embargo, se presentan con ese marbete. Y del mismo modo leo muchos que tienen el nivel literario de una composición escolar. Escribir un texto con una sintaxis correcta y con sorpresa final no debe ser la aspiración del escritor. A ese nivel llega cualquier aprendiz. La meta siempre ha de ser la calidad literaria, la misma que exigimos cuando leemos un poema, un relato, una novela.
IM: Has aparecido antologado en diferentes e importantes libros dedicados al microrrelato y poesía, ¿cuál sería tu consejo para los autores que buscan la publicación en el papel?
ASC: Si se tiene dinero, publicar en papel es bien fácil: la autoedición es un recurso antiguo. Por otra parte, hay editoriales que aceptan financiación aportada, parcial o íntegramente, por el autor. Sin embargo, el escritor que empieza debe preguntarse si realmente desea publicar de esta manera, porque actuar como juez de lo que uno escribe no es nada recomendable; mejor que sean otros los que valoren si nuestro libro merece ser publicado. La crisis y el avance imparable de Internet han restringido mucho las posibilidades de publicar en papel, pero creo que hay que intentarlo en las editoriales pequeñas, independientes, aquellas que todavía se pueden permitir escoger de vez en cuando a un autor novel porque no han sido devoradas por el monstruo comercial. No perder de vista esa perspectiva y huir de la precipitación (tan mala consejera en literatura y en todo) son dos consejos sensatos.
IM: Entre Fuera Pijamas y Zona de incertidumbre, ¿con qué libro te sientes más satisfecho? ¿Con cuál dirías que alcanzaste el rigor literario que deseabas?
ASC: Estoy satisfecho en general con los dos. Con Fuera pijamas creo que logré un conjunto sólido de microrrelatos, si bien hay algunos que hoy me gustan menos. En Zona de incertidumbre me arriesgaba con textos de mayor extensión (aunque también incluye algunos microrrelatos), y me di cuenta de que es muy difícil mantener de manera continuada el tono poético que yo quería. Para mí el reto está en el asunto (la res de la retórica clásica), porque, si no se quiere caer en la reescritura de lo escrito por uno mismo, el esfuerzo en la búsqueda de ideas que exige un libro con cien o ciento treinta relatos diferentes resulta agotador.
IM: Estuviste presente en el más reciente Congreso de Minificción que se celebró en Berlín. ¿Cuáles son tus conclusiones de ese encuentro? ¿Qué les puedes decir a las personas que no estuvieron presentes con respecto a las novedades del género?
ASC: Acudí a ese Simposio motivado, de una parte, por el deseo de conocer personalmente a críticos y escritores que son hoy referencia en el género, como I. Andres-Suárez, J. A. Epple, L. Zavala, J. Perucho, R. Brasca, F. Valls; y, por otra, por estar presente en un encuentro de debate del que esperaba sacar provecho sobre todo teórico. Viniendo del mundo académico de la Filología Clásica, participar con filólogos hispanistas y escritores suponía una relación interdisciplinar que me pareció interesante. De ahí que mi ponencia tratase sobre la tradición clásica en el microrrelato. La principal conclusión que saqué del encuentro es que se sigue dando vueltas a la reivindicación del microrrelato como género, y quizás esto ya no sea tan necesario. De hecho, allí se dijo que la publicación en Cátedra de la antología preparada por I. Andres-Suárez era la prueba de la aceptación del género. Creo que es hora de dejar de estar a la defensiva y poco menos que pidiendo disculpas por escribir microrrelatos y pasar a lo que es esencial: la exigencia permanente de la calidad en todos los foros, empezando por Internet, donde brillan por su ausencia los comentarios críticos (negativos) de los textos que se exponen. No me gusta el tono laudatorio que se ha establecido en muchos blogs en la relación autor-lector.
IM: Aparte de la literatura, estamos seguros de que hay otras cosas que te apasionan. Cuéntanos cuáles son.
ASC: El cine, el jazz, el té, una buena conversación sin prisas.
Un libro: La Divina Comedia.
Un autor: Dante.
Una película: Maccheroni, de Ettore Scola.
Un aroma: La tierra húmeda por la primera lluvia.
Un sonido: El viento en la arboleda.
Una frivolidad: Ejercitar la vista en la playa.
Un amor platónico: Debra Winger.
Un deseo: El bienestar de los seres queridos.
Un odio: Ninguno.
Un baile: Cualquiera de un bailaor gitano.
Muy interesante (y muy de acuerdo con) lo que dice Antonio sobre la banalización del microrrelato y sobre lo que apunta en el final de su última respuesta. Un placer tenerlo en la Inter.
ResponderEliminararchiam poetam non laudem
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