Aquí estoy… Con sus cuerpos perfectos, sus escamas coloridas y largas cabelleras. Era lo que siempre había soñado; un paraíso real de bellas mujeres fusionadas con la grandeza de otro mundo.
Circe me lo advirtió. El pecado tiene un precio y el mío había sido el regocijo en lo profano. Terminaría como mis antecesores pecadores: putrefacto y consumido.
Las sirenas serían ahora el susurro de mi amada y sus sonidos al salir del agua, el grito de mi descendencia.
Ángela Gutiérrez, microrrelato escrito para la Escuela de Escritores Universidad del Rosario, 2013.

Estupendo como todo lo que venís publicando. Saludos
ResponderEliminarMuy buen micro.
ResponderEliminarSaludos.