Su vida fue una aventura gráfica dentro de una máquina recreativa de la década de los setenta: joystick y dos botones, melodía de ocho bits con acordes orientales.
De las pandillas callejeras de Hong Kong a las pantallas de cine del mundo entero. De los círculos secretos de kung fu a las revistas especializadas y manuales de artes marciales con ventas millonarias. De alumno aventajado a maestro de cadenas y gimnasio.
Y, desde todas direcciones, decenas de enemigos: ninjas, hechiceros, maestros oscuros, asesinos e las temibles triadas chinas… Todos mordían el polvo tras recibir su ración de puños y patadas.
La chavalada del mundo entero tenía pósters suyos en las paredes de su habitación y, alrededor de los barcos del parque, imitaba los movimientos que habían celebrado en películas como Puños de furia, El regreso del dragón y Operación Dragón.
No pertenecía a ninguna escuela: él era la escuela.
Y, con solo 33 años, el 20 de julio de 1973, desapareció. Se echó a dormir con dolor de cabeza y no volvió a abrir los ojos.
Se informó de un aneurisma. Tal vez un ataque de alergia producido por un analgésico. En voz baja, se hablaba del consumo de drogas al que se había aficionado para mitigar el dolor corporal, herencia de entrenamientos y combates.
Pero rápidamente se recurrió a explicaciones más exotéricas. Se habló de círculos chinos disgustados con que hubiera transmitido secretos milenarios a las obtusas mentes occidentales. Se habló de envenenamientos. De maldiciones. De golpes que te paraban el corazón sin apenas tocarte.
Al fin y al cabo nadie podía esperar que el mismísimo Bruce Lee muriera de una forma distinta que combatiendo al monstruo de la última pantalla.
En la Internacional Microcuentista tratamos de mantenernos al día alrededor del mundo de esa literatura veloz y contundente como un golpe de Bruce Lee. Esta semana competirán en nuestro tatami Luis Mateo Díez, Félix Terrones y Víctor Lorenzo Cinca. El cinturón negro e indiscutible vencedor de la última edición del Rec, Ignacio Rubio Arese, nos ilustrará sobre sus conocimientos, y reseñaremos un manual de autodefensa frente a la debacle económica: Deshauciados, crónicas de la crisis editado por Traspiés.
Oído cocina. Alerta me mantengo.
ResponderEliminarBesicos muchos.