Para despedirnos de la Argentina (al menos, por ahora), los invitamos a bailar el Tango Argentino, recorriendo la pista al compás de cinco microrrelatos de autores de este país, relacionados con ese género musical nacido en los márgenes del Río de la Plata.
Tango del lobo - Eugenio Mandrini
Primero faltó a la cita la niña de la caperuza roja.
Después, un eclipse oscureció la luna y debió morderse el aullido.
Por último, la manada lo declaró nada feroz, por esas gotas de soledad que le apagaban los ojos, y fue desalojado del bosque.
Hoy lame zapatos en la ciudad y en invierno busca el abrigo del sol como una abuela.
Tango - Mario Goloboff
Aquel hombre bebió para olvidar a la mujer que amaba, y la mujer amó para olvidar al hombre que bebía.
Tango - Zulma Fraga
Tango - Zulma Fraga
No eran aun las nueve en la mañana de febrero, hacía mucho calor y ella interrumpía el tránsito aplastada contra el pavimento, de cara al cielo, una blusa azul vibrante, el pelo casi naranja. Eso fue minutos antes de que la cubrieran con una bolsa negra; la ciudad olía a mierda de perro, a desesperanza.
Alma de tango - Paola Cescon
Después de innumerables intentos fallidos de que me fuese infiel con alguno de los tantos hombres que le serví en bandeja, sólo atiné, como último recurso, a presentarle a mi jefa, Esmeralda.
Mi esposa y mi jefa copulan felices, mientras yo, finalmente puedo cumplir con mi obsesiva fantasía: Ser socio de ese bar exclusivo para borrachos con penas de amor, donde es condición sine qua non ingresar con la foto rota de la amada entre los dientes y el corazón atado a una cuerdecita, arrastrándose mientras lame toda la inmundicia del mundo.
La victrola del tango fatal - Alejandro Dolina
En un bar cercano a la plaza hay un pasadiscos mecánico que funciona con monedas. Los parroquianos eligen inocentemente sus canciones preferidas, sin conocer el horrible secreto que encierra el artefacto.
Ha de saberse que en su interior se oculta un perverso enano, esclavo de los demonios, que hace funcionar los mecanismos. Entre todas las piezas musicales que se postulan al oído, hay un tango fatal que causa la perdición de quien lo elige. Se discute si ese tango es El entrerriano o Noches de Colón. Tampoco está muy claro el carácter de las desgracias dispensadas. Es innegable -eso sí- que casi todos los clientes de este bar han padecido algún infortunio, con la excepción de unos pocos, que seguramente no gustan de El entrerriano o Noches de Colón.
Semana de Argentina
No podía ser de otra manera: irse de la Argentina sin leer algo de tanto habría sido, posiblemente, fatal.
ResponderEliminarFelicidades.
Extrordinaria selección de textos que paso a compartir con mis amigos.
ResponderEliminarTodos muy buenos!
ResponderEliminarEs difícil elegir, aunque quizás los dos últimos son los que más me han sorprendido. Buenísima selección, Martín.
ResponderEliminarBuena manera de terminar la semana argentina, Martín. No podía ser de otro modo.
ResponderEliminarWOW!!!!!! EXCELENTE TU BLOG, GENIAL ESTA ENTRADA!!! DE VERDAD TE FELICITO, ME GUSTA EL CONCEPTO QUE LE IMPRIMES A CADA DETALLE Y TE INVITO A QUE TE PASES POR MI NOSTÁLGICO, OSCURO, TRISTE Y DEPRESIVO BLOG DE INVIERNO BIPOLAR PARA QUE ME DES TUS MAS SINCERAS IMPRESIONES AL RESPECTO. DESDE HOY TE SIGO. TE ESPERO POR EL MIO ...
ResponderEliminarwww.juancarlosmcdonald.blogspot.com
Me gusta el de Goloboff.
ResponderEliminarQué alegría ver a Carina por acá.
Un saludo.
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