A qué luchar cuando cazarrecompensas, mercenarios y buques con enseñas reales vienen en tu busca. Mejor repartir los barriles de ron y echar el resto. Bailar con la tripulación en cubierta. Brindar con tus dos mujeres bajo la luna de sangre.
El nudo de horca esperaba desde te amotinaste contra el capitán Vane e izaste la bandera con la calavera con dos sables cruzados debajo. Tal vez desde antes.
Pero así era la cosa: navegar libre, vestir telas elegantes y de vivos colores, quemar en una sola noche el presupuesto de naciones, pasear del brazo de Anne Bonny y Mary Read son delitos imperdonables para los mercenarios, los cazarrecompensas y los que marchan castrados bajo enseñas reales. Para este juez que hoy, 16 de noviembre de 1720, te sentencia a morir en la horca.
Penderás de la soga, no cabe la menor duda. Pero los novelistas y los poetas te recordarán bailando y brindando, paseando del brazo de dos fieras mujeres, elegante en los ricos tejidos de colores que te dieron tu nombre, Calico Jack, señor Jack Rackham, más mito que hombre y más hombre que mito.
Piratas y navegantes, esta semana tendremos los cuentos de Javier Ximens y Mario Benedetti y entrevistaremos a Fabio Martínez.
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