Si uno de los mecanismos de supervivencia del ser humano es sostener una falsa sensación de seguridad y control, El oscuro relieve del tiempo viene a transgredir cualquiera de estas certezas. Es éste el primer volumen literario de Iván Teruel Cáceres y lo publica Ediciones Cal-lígraf.

Si el infierno son los otros (Sartre dixit), en Anatomía del Dolor Iván Teruel compendia las heridas que a menudo produce la relación con los otros. De eso se ocupa con cierta voluntad minuciosa en esta primera parte del libro. No hay concesiones para el lector que debe enfrentar la amarga lucidez del autor ante nuestra vulnerabilidad e indefensión esencial. En ninguna de las secciones como en ésta se concentran tantos textos en primera persona y eso aumenta la sensación de opresión en el lector que discurra por este enfermizo recuento de daños.
La siguiente sección alivia –aunque sólo un poco– la presión al ofrecer microrrelatos en los que el uso de la segunda y tercera persona permiten adoptar una cierta distancia como lectores, único asidero posible éste en ausencia de cualquier ironía o rasgo de humor en el libro. La mayoría de textos en esta parte del libro recurren a lo fantástico y subvierten los límites del tiempo y el espacio. Pero, si bien este recurso es ya tradicional en el género del microrrelato, en este caso los juegos están al servicio de un universo implacable. Una ley superior, a la que ni siquiera puede atribuirsele sadismo sino fría fatalidad, somete a los personajes a su tiranía, anula cualquier conciencia de control y nos devuelve a los lectores a la desvalida lucha por la supervivencia que nuestras vidas acomodadas nos ha hecho olvidar. Los personajes actúan como agentes involuntarios de las tragedias o como víctimas inopinadas. No hay más ley ni más rescate.
Y siguiendo con esa voluntad de sistematización que se mantiene durante todo el libro, en la siguiente sección el autor se plantea el reto de cartografiar el horror. Con algunas incursiones en el futurismo, revisiones del pasado y una distancia aún mayor ante lo narrado –el yo se vuelve nosotros, humanidad–, el horror aquí descrito afloja un poco la presión sobre el lector pero el espacio liberado de emocionalidad es aprovechado por el autor para acicatear la reflexión.
La última sección dedicada a la derrota reúne los textos más largos del volumen y traspasa los límites de extensión tradicionalmente marcados para el género –también tradicionalmente cuestionados–. Sin embargo, por el manejo del tiempo y la menor voluntad de sugerencia, podemos decir que los dos o tres últimos textos ya podrían considerase cuentos ortodoxos. La derrota, el vencimiento, el mayor fracaso, también vienen aquí de la mano de los otros, de la muerte inapelable y de la pérdida cuando incluso la pérdida del control se convierte en fracaso.
Aunque salpican el libro algunos microrrelatos de corte más efectista cercanos a esa corriente que se viene instaurando en el género y que apela a sorpresas y trucos de magia, la mayoría de los textos sorprenden por su sincera falta de artificiosidad. Son estos los más interesantes. Como en la mejor fotografía narrativa: la recreación de un fragmento de vida, de una situación o un boceto leve de los personajes, consigue conjurar mundos completos sin más trampa que recurrir a vivencias universales, a rasgos, oscuros sí, pero muy nuestros y así, el libro consigue, realmente, ejercer de bestiario de nuestros propios fantasmas. Sin embargo, quizá es esta austeridad de artefactos la que convoca poco a poco textos más morosos, más descriptivos, que invitan al autor a explorar recorridos más largos para acabar desembocando en los cuentos finales que, quizá, aventuran futuros proyectos literarios del autor.
Encontraremos también entre los textos guiños a microrrelatos de otros autores y puentes entre algunos microrrelatos que dialogan entre sí dentro del libro dotándolo de aún más coherencia (Bastan unos segundos y Una apacible tarde de verano; El umbral del miedo y Miedo; Homicidio Involuntario y Medio segundo antes)
No podemos olvidar mencionar los grabados de Mercè Riba que ilustran el libro contribuyendo desde su simbolismo –que recuerda al trabajo de Odilon Redon para los cuentos de Poe– al ambiente de conjunto: opresivo y oscuro.
Citas de Bolaño, Olgoso y Cormac McCarthy encabezan tres de las cuatro partes del libro en una potencial declaración por parte del autor en relación con sus influencias. Sin embargo, en su lenguaje preciso, su manejo técnico y su valentía en la exposición emocional consigue no parecerse irremediablemente a nadie y mantiene un estilo propio, limpio y eficaz. Su trasparencia en la forma se agradece en medio de la opresión que provoca el fondo.
En definitiva, un libro en el que existe una voluntad de exploración literaria sincera y que es más que recomendable siempre y cuando el lector reúna la suficiente fortaleza como para mirar de lleno la cara más oscura de nosotros mismos.
Iván Teruel: El oscuro relieve del tiempo. Ed. Cal·lígraf, 2015.
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Rosa Yáñez Gómez, Sevilla, 1979. Es Ingeniero en Informática y estudiante de doctorado en la Universidad de Sevilla en la que trabaja como investigadora. En paralelo desarrolla su actividad literaria como escritora de cuento y microrrelato. Autopublicó un poemario titulado Todavía en 2005 y un libro de poesía en 2009, Esto no es un libro de poesía, un libro intergénero que se aproximaba a la narrativa breve; el Centro Cultural Ángel Leiva incluyó su poemario El pergamino que contiene su nombre en su colección El hilo creador en 2012. Como microrrelatista ha participado en la antología DeAntología. La logia del microrrelato de Editorial Talentura en 2013 y en el libro editado vía crowfunding Despojos del REC en 2014. También ha publicado cuentos y microrrelatos en distintas publicaciones electrónicas como Cuentos para el Andén, La vuelta al libro o el blog La nave de los locos. Algunos de sus micros han sido traducidos al francés por el equipo de traductores dirigido por Caroline Lepage, catedrática de la Universidad de Poitiers y forman parte de la antología Lectures d'Espagne. Fue la ganadora del V Concurso Hiperbreves Movistar 2010 organizado en colaboración con la Fundéu BBVA y finalista en otros concursos como el de la Microbiblioteca de Barberá del Vallés o Relatos en Cadena de la Cadena Ser. Mantiene un blog desde 2005 (http://rositafraguel.blogspot.com) en el que publica algunos textos, reseñas y noticias literarias. Además ha realizado numerosos trabajos plásticos y colaborado con distintos proyectos artísticos. Y participa en las actividades de distintos grupos literarios y culturales de su ciudad.
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