Comité Editorial

12 de abril de 2015

Semana del 13 al 19 de Abril de 2015.

Gran Bretaña tenia tradición de implantar sus valores civilizatorios superiores cuando Dyer ordenó a abrir fuego en el Jardín de Jallianwala aquel 13 de abril de 1920..

Era un espacio cerrado. Con edificios que lo rodeaban. Con un sólo pórtico a través del que entrar y salir y un gran pozo. Los soldados dispararon hasta agotar sus cartuchos.

El acto subversivo de los musulmanes, hinduistas y sijes que acudieron allí consistía en celebrar el año nuevo. Iban desarmados. Se limitaron a tratar de huir. A recibir balas y a ser aplastados en la estampida o ahogados en el pozo.

Por no violar el sentido de la civilización y de la ley, Dyer ordenó obedecer el toque de queda. Los servicios médicos no pudieron acceder al jardín hasta la mañana siguiente.

Haciendo gala de sus valores superiores, el humanitario parlamento inglés lamentó las muertes. Al tiempo que alabó a Dyer por atreverse a tomar tan difíciles decisiones por el bien de la civilización.

Sólo el escritor Rabindranath Tagore renunció como protesta a su título de Sir, asqueado y aterrado porque todo un país pudiera refundir ser civilizado con masacrar hombres, mujeres y niños desarmados. Sólo uno entre millones. Pero Tagore nació en Calcuta. No llegaba a entender del todo el sentido de la civilización.

A veces los gestos y las palabras mínimas marcan la diferencia. Jordi Masó Rahola, Sergi Cambrils y Adriana Azucena Martínez tratan de ponerlo en práctica con sus relatos y sus conversaciones, que aparecerán esta semana en la Internacional Microcuentista.

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