Cuando G.G., embalsamador oficial de los papas, hizo su excelente trabajo con el cuerpo de su santidad Pío XIV, alguien cayó en la cuenta de que el doctor llevaba seis Papas embalsamados a sus espaldas. Es decir, que el médico debía tener más de doscientos años de edad. Entonces, el memorioso escuchó una sonrisa a espaldas y percibió un olorcito azufrado antes de desplomarse muerto.
Orlando Mejía Rivero, Manicomio de dioses, Cuadernos Negros Editorial, 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios anónimos serán eliminados. Gracias por su comprensión.