No hacen falta detalles: les conozco. He
visto a cientos como ustedes.
Recién casados, ¿lo adivino? Turistas de
paquete completo: ruta por el Cairo, paseo por el Nilo, y fotografías al píe de
la Esfinge y las pirámides, ¿me equivoco?
Claro que no. Igual que apostaría la
vida a que están hartos de escuchar las maravillas de la civilización egipcia.
Sus prodigios arquitectónicos, su compleja escritura, su arte exquisito. Su ineludible
legado en materias como la matemática, la astronomía o la medicina.
Paparruchas. Y falsedades.
El mayor legado de la civilización egipcia
fue otro. Y sucedió aquí mismo, en el Valle de los Reyes, el día en que los obreros
que trabajaban en la construcción de las tumbas de todos esos grandísimos hijos
de puta decidieron declarar la primera huelga de la Historia.
Por entonces le tocaba mandar a Ramses III.
Como todos los de su estirpe, malgastaba los recursos del país en guerrear,
vivir a todo tren y construir tumbas faraónicas.
A los obreros se les pagaba con retraso.
Cosa grave, teniendo en cuenta que el salario de la época consistía en
alimentos. Para colmo, la podredumbre iba acompañada de la merma; una legión de
funcionarios, a imagen y semejanza del faraón, vampirizaba a los obreros.
Hasta que un buen día, un 14 de
noviembre de 1152 A.C, más que hartos y hambrientos, decidieron no volver a tocar
una herramienta hasta que no se les pagara lo que se les adeudaba. Se
manifestaron, ocuparon templos y acamparon en complejos funerarios. Tan
obstinada y fiera fue su negación que los sacerdotes, los funcionarios del
gobierno y la policía salieron huyendo.
Y así hasta que tres días más tarde, las
autoridades les hicieron entrega del salario, sumados los atrasos.
Ya lo saben: cuando les quieran hacer
creer que el legado más importante del antiguo Egipto consistió en cosas tan
nefastas como las pirámides o las matemáticas, deben levantar el dedo índice,
moverlo de derecha a izquierda y responder: NO. Lo mejor que nos dejó la
civilización egipcia fue la huelga, dignísima herramienta de la clase
trabajadora, que sirve para demostrar a los faraones de ayer, hoy y siempre
que, solo con cruzarse de brazos, los obreros pueden echar abajo cuantas
pirámides y civilizaciones se les pongan por delante.
Esta semana expondrán sus microcuentos Orlando Mejía Rivero, Manuel Moya y Rony Vásquez Guevara. Desde la Internacional Microcuentista,
queremos mostrar nuestro apoyo a los trabajadores de Grecia, Portugal, España y
Bélgica que este 14 de noviembre, 3164 años después, recordarán a sus
compañeros del antiguo Egipto yendo a la huelga.
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