Las minificciones infieles de Enrique Tamay

              El tema del amor, desde sus diversas perspectivas, es uno de los más recurrentes en la historia de la literatura universal. Recordamos, pues, El arte de amar y El arte de olvidar de Ovidio que aborda el tema del amor desde el apasionamiento de la pareja hasta la el olvido de la misma. Asimismo, el amor ha transitado por todos los géneros literarios: Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda (poesía), Cuentos de amor de Hermann Hesse (cuentos), El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez (novela), María de Jorge Isaac (novela), De mil amores de Raúl Brasca (antología de minificción) y La ciudad de los amores breves de Orlando Romano (minificción). En consecuencia, no cabe duda que el amor seguirá siendo un tema en el cual todo escritor busca cobijarse.

             No obstante, nos preguntamos si algún escritor le habrá dedicado un libro al amor paralelo; a ese amor que permite tener dos amores al mismo tiempo o compartirlo. Nos referimos a la infidelidad; una de las vertientes a través de la cual se expresa el mayor sentimiento del ser humano.

             En la minificción peruana contemporánea el escritor chimbotano Enrique Tamay aborda esta temática en su libro De infidelidades y demás yerbas (2006), cuyo aliento confesionario nos invita a ser cómplice de las aventuras amorosas de sus protagonistas. Con su lenguaje sencillo, coloquial y depurado, nos acercamos a los sentimientos más profundos de sus personajes infieles.

            En todas sus minificciones se aprecia la figura del narrador-personaje, que nos permite un mayor acercamiento al pensamiento de sus protagonistas, al sentimiento de la persona infiel, sus preocupaciones y vivencias. El empleo de la primera persona permite acercarnos a sus minificciones como si se estuviera frente al descubrimiento de un baúl lleno de secretos, romance y pasión. Asimismo, los personajes de Tamay son varones y mujeres cuyo rasgo común son las anécdotas vividas cuando se encontraban siendo infieles. También se aprecia que el autor practica la brevedad vertiginosa en sus textos titulados “Cuál fue el error” y “Sentido del olfato”, cuyos finales nos guiñan el ojo para ingresar al mundo de sus personajes.

           El lector, por tanto, se presenta como el oidor que escucha las confesiones de su amigo/amiga, logrando –a veces- sonreír de las aventuras que Enrique Tamay nos invita a leer en su opera prima de minificción.

Sentido del olfato

Le dije a la viuda que el color negro no matizaba con su piel lozana, y fue suficiente.

Enrique Tamay, De infidelidades y demás yerbas, Lima, 2006.