Comité Editorial

25 de noviembre de 2012

Semana del 26 de Noviembre al 2 de Diciembre de 2012.


Rosa está cansada de trabajar, cansada de esperar al autobús, cansada de subir las escalinatas, cansada de pagar, cansada de bajar las escalinatas, y cansada de volver a subir por la parte trasera.

Cansada de encontrar asiento en la parte central del vehículo, la zona fronteriza donde permiten sentarse a personas de su color, siempre que no requiera el asiento otra de color blanco. Cansada de que el conductor le ordene levantarse cuando una persona de tal color sube al autobús. Cansada de decir que sí. Cansada de cansarse. Cansada hasta el hartazgo.

No, es lo que le escucha responder el conductor del autobús, junto a las cabezas blancas que se giran en sus asientos y las cabezas negras que bien la miran con asombro o bien bajan la vista.

El conductor le advierte que, si no se levanta, llamará a la policía. Pero Rosa está cansada, cansada hasta el hartazgo, y prefiere esperar sentada en el autobús.

Y cuando los agentes le preguntan por qué se niega a abandonar su asiento, se defiende con otra pregunta: ¿Por qué ustedes nos empujan por todos lados?

Se refiere a los negros, claro. A los que viven en barrios para negros, acuden a colegíos para negros, comen en restaurantes para negros, rezan en iglesias para negros, cagan y mean en baños para negros y ocupan los asientos de la parte trasera del autobús. Los policías desconocen la respuesta. Aún así, la llevan detenida.

Pasa la noche en el calabozo y la condenan a abonar una multa de 14 dólares. Cuando la ponen en libertad, Rosa abandona la celda creyendo que ahí termina la historia de aquella vez que se negó a ceder el asiento en el autobús.

Poco imagina que sus conciudadanos han decidido no volver a utilizar el transporte público hasta que se suprima la delimitación por razas. Que por todo EEUU se suceden los actos de protesta y las manifestaciones multitudinarias.

Poco imagina que, dentro de un año, el Tribunal Supremo le dará la razón y declarará inconstitucional la separación por razas en los trasportes, sentencia que supondrá el principio del fin de la segregación en EEUU.

Poco imagina que, a su muerte, será la primera mujer negra en alcanzar el honor de ser velada en el Capitolio, y que su pequeño gesto de hoy, 1 de diciembre de 1955, se convertirá en un símbolo universal de la dignidad y la resistencia, un recordatorio de que no hay por qué obedecer leyes injustas e ideadas por fanáticos y dementes.

En nuestro periplo semanal por las pequeñas historias que encierran grandes significados, esta semana viajarán con nosotros Roberti Malo, Juan Manuel Montes, y Esteban Dublín, y amenizaremos el trayecto con Mañana piensa en mí, de Ana María Mopty.

1 comentario:

  1. Fernando:
    Excelente. Actitudes como la de de esa mujer se merecen el eterno recuerdo y respeto.
    Y lo has escrito con gran sentimiento.
    Saludos.

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