Giselle Aronson
nació en Gálvez (Provincia de Santa Fe, Argentina), luego vivió en Rosario y actualmente reside en Haedo, provincia de Buenos Aires, Argentina. Es Licenciada en Fonoaudiología, Terapeuta del Lenguaje y Escritora (no necesariamente en ese orden).
Formó parte del grupo literario Heliconia hasta el año 2011.
Participó del taller literario del Municipio de Morón (Bs. As) y de las IV Jornadas Nacionales de Minificción en Mendoza, Argentina, 2011. Publicó Cuentos para no matar y otros más inofensivos (Macedonia Ediciones, 2011), su primer libro de relatos.
En el 2012 fue invitada a participar de las 4tas. Jornadas de Microficción en el marco de la 38ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, organizadas por el escritor Raúl Brasca.
Participó, además, en el ciclo Psicoanálisis y Cultura, organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero y en la 6ta. Feria del Libro organizada por la Universidad Nacional de Lanús.
En el mismo año Cuentos para no matar y otros más inofensivos fue presentado en la 3ra. Feria del libro del autor invitado en Villa Sarmiento (Morón, Buenos Aires) y en la 8va. Feria del Libro de Mar del Plata (Buenos Aires).
También en el año 2012 se estrenó la obra teatral Cuentos que te hago...para no matarte sobre textos de su autoría (Dirección: Miguel Dao, Dramaturgia: TIT '96).
Cuenta con publicaciones en blogs y revistas literarias. Algunos de sus cuentos forman parte de varias antologías. Otros han sido traducidos al inglés, italiano y hebreo.
IM: Como escritora, has incursionado previamente en la poesía y en el cuento tradicional. ¿Cuando y por qué comenzaste a escribir microrrelatos?
GA: En realidad, cuento, poesía y microrrelato se han dado de manera simultánea en mi escritura. Ahora que lo pienso, con la distancia temporal, fue como una explosión, una especie de big bang que creó todo un mundo. Yo leí desde chica, en mi casa se leía mucho, todos, todo el tiempo. Mis padres nos heredaron, a mis hermanos y a mí, la pasión por la lectura. Pero la escritura es muy reciente en mi historia, y fue así como lo describí: una explosión.
Con el microrrelato, específicamente, fue lo que comenzó a salir naturalmente en mi escritura. Como les ocurrió a muchos colegas, luego me di cuenta de que eso que yo escribía era microficción, entonces comencé a interiorizarme para utilizar, a conciencia, todos los recursos y las posibilidades que el formato ofrece. El por qué, creo que es el mismo que está implícito en cualquier disciplina artística: por necesidad, porque es lo que sale, porque uno ya no puede concebirse sin eso, en mi caso, sin escribir.
IM: Cuéntanos acerca de tu libro Cuentos para no matar y otros más inofensivos. ¿Cómo fue gestado? ¿Por qué decidiste combinar tus textos breves con algunos más largos?
GA: Luego de un recorrido en la escritura, del trabajo en el taller literario, del intercambio en el grupo literario y la interacción con otros escritores, me pregunté si de toda mi producción de textos podría gestarse un libro. En un principio, lo fui armando en forma “casera”, luego, cuando se convirtió en un proyecto concreto, le fuimos dando forma con el editor de Macedonia.
Me gusta pensar al microrrelato como cuento, me pareció que, combinando las extensiones de los cuentos, les daba unidad en su categorización y no los excluía entre sí. De todas formas, en la primera sección “Cuentos para no matar”, están los más extensos, como para darle un orden a la lectura.
IM: ¿Dirías que existe una relación entre tu blog Luz de noche y tu libro? ¿Qué supone el salto del blog al papel? ¿Crees que es el objetivo de cualquier microrrelatista bloguero?
GA: En mi caso, el blog ha funcionado como una especie de cuaderno de notas en el que fui volcando los textos, como un pizarrón para ejercitar. El libro es el proceso de todo el aprendizaje, el resultado de un recorrido. El blog es el trabajo de cincelado y el libro es la escultura terminada.
Supongo que cada escritor, microrrelatista, bloggero o como se quiera adjetivar, anhela publicar un libro. También los hay aquellos que no necesitan la publicación y se consideran satisfechos con la escritura misma, en la intimidad. En mi caso, concibo al libro, al libro publicado, claro está, como eso: el resultado de un trabajo que se comparte, que se abre a otros caminos, otras lecturas, otras posibilidades.
IM: ¿Cómo suele ser tu proceso creativo? ¿Qué cosas te inspiran?
GAPor mis actividades, no cuento todos los días con tiempo para sentarme a escribir, como hábito diario, pero sí uso mucho los “huecos” entre tareas, los fines de semana y las noches, sobre todo. Al principio, sólo escribía por las noches, por eso el nombre del blog. También tengo momentos de “escritura mental”, o sea, todo el proceso previo al teclado, cuando uno empieza a modelar la idea, a escribirla en la cabeza. En esa parte del proceso, podría decir que ocupo casi todo el tiempo.
Me inspiran cosas que escucho, imágenes, párrafos de otras lecturas, conversaciones, anécdotas, canciones, sueños, cualquier cosa que me genere curiosidad o que me lleve a la reflexión.
IM: Muchas de las historias de “Cuentos para no matar…” abordan temas vinculados a la mujer. ¿Por qué elegiste esa temática?
GA: No la elegí, surge naturalmente, es una temática que me atrapa, a veces contra mi voluntad. Me ha ocurrido que me senté a escribir algo y terminé escribiendo un cuento desde un punto de vista femenino que no tenía planeado. Me interesa el tema de la injusticia de género, las desigualdades y las consecuencias que estas situaciones conllevan.
De todas formas, si bien es una tendencia, mi escritura no se circunscribe sólo a eso. Trato de escapar a los formatos y los temas que me resultan cómodos, me planteo desafíos, trato de ir corriendo los límites un poco más allá.
IM: Recientemente, fue estrenada la obra teatral Cuentos que te hago… para no matarte inspirada en los textos de tu libro. ¿Qué puedes contarnos de esa experiencia?
GA: Fue una experiencia maravillosa. Fue otra de las sorpresas que me dio el libro. En la obra se reflejan dos de los cuentos de Cuentos para no matar y otros más inofensivos y otros dos del próximo libro. El director pudo captar a la perfección el espíritu de cada cuento; la esencia, precisamente interpretada por las actrices. Fue muy emocionante ver los cuentos hechos imágenes, cuerpos, risas, voces, gritos, lágrimas. Un lujo, una alegría y un gran honor.
IM: ¿Qué proyectos literarios tienes actualmente entre manos? ¿Hay alguno de ellos relacionado con la microficción?
GA: Tengo terminado un libro de cuentos breves y microficciones que estaría publicándose este año.
También estoy en el proceso final de la escritura de una novela. Está terminada la primera versión. En este momento estoy trabajando mucho en esto, para darle su versión definitiva, las correcciones y luego ofrecerla a editoriales.
IM: Además de la literatura, ¿qué otras cosas te apasionan?
GA: Me gusta mucho mi labor como fonoaudióloga, aunque no hable públicamente de esto. Me fascina el trabajo con niños, que es la población con la que trabajo
Me gusta mucho tejer, que es como escribir historias y armar tramas pero, lamentablemente, no puedo hacerlo hace rato por falta de tiempo y porque me absorben los tejidos literarios.
Y la música que está en todo, siempre.
El libro que lees ahora: Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi.
Una canción que te cambia el ánimo: Elijo dos porque suscitan ánimos muy diferentes. “Dancing Queen”, interpretada por Abba y “Non, je ne regrette rien”, por Edith Piaf.
Una película que verías mil veces: Cinema Paradiso.
Una ciudad donde serías feliz: No quiero extenderme en mi opinión acerca de la existencia o no de la felicidad, pero me gustaría mucho conocer Barcelona.
Un animal que te identifique: La mona. No sólo me identifica, es mi alter ego.
Un verso que te hubiera gustado escribir: “El amenazado”, de Jorge Luis Borges, el poema completo.
Un/a escritor/a de microficción: Luisa Valenzuela.
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- por Giselle Aronson
La vidriera de la peluquería es un mural de avisos. Llevo una estadística, cada dos o tres meses se puede ver un cartel que reza “Busco ayudante peluquera”. Parece que el dueño tiene mal carácter, no le duran mucho las empleadas.
Hay otro anuncio, éste es constante, nunca lo han despegado. Dice “Compro pelo”.
Pienso: el señor peluquero está en la eterna búsqueda de ayudantes y pelo.
Sin embargo, hoy mi curiosidad se convirtió en terror. El vidrio estrenaba un letrero nuevo en el que se leía “Vendo piel”.
Buena entrevista y buen texto de una escritora inteligente, que tiene cosas para decir. Excelente. Saludos.
ResponderEliminarAdmiración pura.
ResponderEliminarUna gran escritora y persona generosa.Bravo a la Inter por difundirla.
ResponderEliminarCaro Fernández
Muchas gracias por las lindas palabras que encontré acá. Gracias también a los Internacionalesmicrocuentistas por la entrevista, un gusto.
ResponderEliminarAbrazos.