
Solo digamos que la noche en que Ortiz murió era una noche sin luna. Como no había luna se veía muy poco o casi nada. Como se veía muy poco o casi nada, nadie pudo ver lo que realmente ocurrió. Como nadie pudo ver lo que realmente ocurrió es muy poco lo que hoy puedo decirle. Como es muy poco lo que hoy puedo decirle es probable que este cuento sea muy malo. Como es probable que este cuento sea muy malo de seguro usted, al igual que otros, me despreciará por hacerle perder el tiempo. Como usted, al igual que otros, me despreciará por hacerle perder el tiempo tendré que aplacar su desprecio. Como tendré que aplacar su desprecio iré a buscarlo en cualquier momento. Como ir´a buscarlo en cualquier momento me aseguraré de que nadie me vea. Como me aseguraré de que nadie me vea es probable que lo haga la próxima noche sin luna.
Sandro Centurión
, Rinocerontes bajo la mesa, Gobierno de la Provincia de Formosa, 2011.
¡Qué bueno ese remate circular! y ese desarrollo que presagia ya que algo se va a ir enredando y enredando.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo.
¡Un relato de antología! En las noches de luna llena tenemos que cuidarnos de los hombres lobos y ahora en "la noche sin luna" tenemos que cuidarnos de Sandro Centurión.
ResponderEliminarSaludos.
Me gustó mucho. Ortiz es un accidente. Arranca de la noche sin luna y termina...en la noche sin luna. Saludos
ResponderEliminarde verdad fascinante....... un abrazooo..
ResponderEliminar