Comité Editorial

11 de marzo de 2013

La malquerida

        A pesar de saberse deseada por casi todos los hombres, no terminaba de acostumbrarse a tanto maltrato: cabezazos y puntapiés la tenían siempre en vilo. 
          Sólo se sentía mimada cuando un niño la ponía junto a su almohada luego de haber jugado todo el día con ella en el potrero. 


Enrique del Acebo Ibañez, Breves Encuentros (en ciento once relatos), Argentina, 2008.

1 comentario:

  1. Mira tú, después de tanta aberración en el futbol que se ve hoy en día y todos aplaudiendo como si fuera todo un arte (lo sería antaño,) al menos esto hace que se sienta cierta simpatía, por ese niño y su pelota.
    Besicos muchos.

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