Dicen que fue huyendo de su mujer que el joven Sam Bellamy abandonó la vieja Canterbury y viajó hasta Cape Cod, al norte de las posesiones inglesas en Norteamérica. Allí se enamoró de Maria Haller, a la que trató de impresionar convirtiéndose en buscador de tesoros marinos, empresa que le reportó nulos beneficios. Fue entonces cuando se enroló en la tripulación pirata del Marianne, bajo las órdenes del capitán Benjamin Hornigold.
Mantenía el buen capitán una fidelidad malsana a la corona británica que le impedía atacar barcos que navegaran bajo esa bandera, así que su tripulación le destituyó y escogió a uno con menos remilgos nacionales. Así fue como Sam Bellamy se convirtió en Black Sam, capitán pirata temido en todos los mares.
Pronto capturó otra embarcación, La Sultana, que tomó como propio. En este, Black Sam gobernó de forma plenamente democrática a una tripulación conocida como Los Hombres de Robin Hood.
En una de sus travesías, capturó el galeón Whydah, que volvía cargado con toneladas de oro, producto de la venta de esclavos. Tal fue la cantidad del botín, que Black Sam dio la vida pirata por finiquitada, y decidió regresar a Cape Cod para pasar el resto de sus días junto a su amada. Mas, cuando casi arribaban, el 26 de Abril de 1717, una tormenta traicionera mandó el banco a pique, terminando con 145 de los 147 hombres de su tripulación, entre los que se encontraba el propio capitán y su historia de amor.
Esta semana, la tripulación pirata de la Internacional Microcuentista compartirá con todos ustedes un surtido botín, proviso de los relatos de Miguel Gomes, Miguel Torija Martí y Víctor Lorenzo Cinca, y, en el apartado colaboraciones, conoceremos el Proyecto pie de foto, de la mano de sus creadores, Eduardo Rico Sánchez y Adrián San Juan, y Susana Camps Perarnau nos traerá la crónica de la visita de Ana María Shua a la Microbiblioteca. Y aún hay más: celebraremos el día del libro con el lanzamiento de una nueva antología: la del escritor peruano Fernando Iwakasi.
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