Comité Editorial

1 de junio de 2013

III Quedada Microrrelatista: la crónica

    Viento frío. Algunas gotas de lluvia se deslizan por el cristal de la lente. Madrid. Número 6 de la Calle del Pez. Casa Regional de León.

    La cámara asciende por los escalones desgastados, recoge el detalle de hierro forjado de la barandilla, se entretiene con la jaula dentro de la que crujen los cables del ascensor, y atraviesa la puerta del primer piso, lugar donde ya está reunido el objeto de nuestro documental: el microrrelatista común, sus usos y costumbres.

    En el salón de techos altos, butacas de anticuario, lámparas de araña y piano de pared donde hoy se presentan dos libros de minificción no cabe un alfiler. El zoom recoge un primer plano de Rosana Alonso, glosando el Viaje Imaginario al Archipiélago de las Extinta de Susana Camps Perarnau.

    En el ambiente flota una característica que —para bien y para mal— diferencia al microrrelatista del resto de los juntaletras: reina la distensión y la camaradería, como si la pedante y habitual competición por la supervivencia literaria se viera sustituida —para bien y para mal— por una red de humildad y admiración mutua.

Microrrelato-Microcuento-Microficción-Microrrelatos-Hiperbreves


    El editor de Talentura, Mariano Zurdo, se deshace en agradecimientos, explicaciones y más agradecimientos. Alternan los aplausos y las risas. La pomposidad huye en busca de mejores puertos.

      En el descanso, el microrrelatista aprovecha para reconocer a otros de su especie. El micrófono de ambiente capta una segunda característica: la de una aventura compartida a través de publicaciones, vendavales, microjustas, concursos, correos electrónicos y ventanas de chat, a la que Manu Espada presta su amena narrativa para presentar deAntología, la Logía del Microrrelato: he aquí una legión de escritores que han desarrollado su labor a base de compartir, abriendo infinitos blogs personales y participando en los de otros; negando kilómetros y océanos en una conversación de relatos tan variopinta y múltiple como los propios microrrelatistas. Cultivadores de un género que crece —para bien y para mal— casi al margen del negocio. Que, ninguneado por las grandes editoriales y los autores consagrados, sigue desarrollándose tanto en la red como en el papel, como ejemplifica la obra que se presenta hoy, un muestrario de 69 autores pertenecientes a lo que algunos han bautizado como la "Generación Blogger".

    A semejanza del resto de los juntaletras, el microrrelatista común también necesita comer y beber. Dos mesas largas y abarratodas acogen a los participantes del tercer acontecimiento microficcionistico del día: La III quedada microrrelatista, donde los autores de toda la península aprovechan para poner cara, voz y volumen corporal a esos otros autores que conocían a través de las redes sociales, o de la telaraña de blogs que se han multiplicado en los últimos años. 

    Ya en la sobremesa, aprovechan para presentar e intercambiar microrrelatos tuneados, un género híbrido y artesanal entre microficción y objeto, que demuestra que el ingenio del microrrelatista común no se limita a los bits y al papel.

    Atardece. La velada concluye entre sonrisas, abrazos, apretones de manos y parabienes. La jornada deja muy buen sabor de boca, y el microrrelatista común no se resigna a regresar a la pensión o a casa. Continúa la marcha, bien asistiendo a la obra de teatro "Anda que no te quiero", del también microrrelatista Miguel Ángel Flores, bien acodándose en la barra del bar Farmacia de Guardia, bien haciendo las dos cosas. 
    
Antes de fundir a negro, el último de ellos se pierde en la noche con el cuerpo tambaleante y la cabeza repleta de —para bien y para mal— nuevas caras, nuevos conocidos, nuevas sensaciones y nuevas historias.

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Crónica de Fernando Sánchez Ortiz. Si entran en el blog de la III Quedada Microrrelatista podrán leer otras crónicas, desde otros puntos de vista, y disfrutar de algunas de las fotos que se tomaron.


7 comentarios:

  1. Así fué, para bien o para mal, un encuentro de antología. Gracias por esta crónica tan cinematogéfica.

    Besos desde el aire

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  2. Una crónica -para bien o para mal- muy tuya, Fernando. Me siento muy reflejada entre el género.
    Un abrazo

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  3. Hola, Fernando, mira que te tenía en la lista de los asistentes a la III microquedada, mira que pasé por tu mesa a cobrarte el mal llamado pollo o bacalao, mira que te mira que nunca asocié tu nombre al de Remitente, mira que luego me dio mucha rabia no haberte saludado. En fin, una muestra de lo que se vivió, muchos amigos de la red y poco tiempo para charlar con todos. Y claro, si hubieras ido con una mano tapando el ojo. Nos vemos en la próxima para que hagas otra crónica-cámara.

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  4. Reproduces muy bien el ambiente múltiple, distendido y afable que se respiraba. Lo sobrevuelas magníficamente.
    Siento haberte apenas saludado, sin más charla... Fueron unas horas muy escasas para tantas identidades virtuales. La próxima tendría que ser como una selección de parejas de solteros: entrevistas con tiempo límite, y cambio. Así llegaríamos todos a todos.
    Un fuerte abrazo.

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  5. una cámara con al que pillaste todo. Apenas hablamos, me firmaste el libro Deantología... Me ha gustado ese "Manual de superviviencia", es como los niños que juegan a papás y mamás, cafeteras inventadas y visitas... Triste historia de soledad. LA próxima vez, a ver si cruzamos algunas palabras más.
    Abrazos

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  6. Una crónica completita. Lástima que no habláramos. Porque, no hablamos no? No te tengo localizado, Fernando. El nombre sí, por supuesto, tu cara no. Voy a buscarla entre las fotos.
    Gracias por la mención de mi obra.
    Un abrazo

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  7. Claro, ya sé quién eres!!! Jo, pues no habría dicho que fueras Fernando Remitente, vamos, que tampoco es que dijera que fueras precisamente otro...
    Yo creo que la próxima debería durar un finde o una semana entera. Así hablaríamos todos con todos. Habría que planteárselo...

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