La minificción nació en México y,
sin duda alguna, es uno de los países donde su cultivo, producción y difusión
se mantiene vigente. Una muestra de ello fue el Primer Encuentro Iberoamericano
de Minificción “Juan José Arreola”, donde bajo el mando del gran Javier
Perucho, se reunieron más de cuarenta
escritores iberoamericanos. Además, en dicho evento se entregó el homónimo a la
escritora argentina Ana María Shua, en mérito a su trayectoria en la
minificción por sus clásicos libros La
sueñera (1987), Casa de geishas
(2007), entre otros.
Y, siguiendo ese derrotero, esta
semana se presentaron diversos libros, en diferentes lugares y momentos. Así, en
los salones de UNAM se presentó el libro Un
reflejo en la penumbra (Ficticia, 2016) de Fernando Sánchez Clelo. En este
evento participaron Lucila Herrera, Agustín Monsrreal, Adriana Azucena
Rodríguez, Marcial Fernández y el autor.
Finalmente, la Editorial La Tinta
del Silencio, dirigida por Anaïs Blues y Luis Ramos, presentaron los libros que
integran su Colección Minotauro: A nadie
se pulke de mi muerte de Temok, Al
son de las sirenas de Mariano F. Wlathe, Abecé sexy de Dina Grijalva, Aquí
debería estar tu nombre de Adriana Azucena Rodríguez, Corpus cantus de Azucena Franco y Juego de niños de Diego J. Sañudo. Además, se a la sazón musical se
hizo público Ráfagas de punk.
Minificciones rebeldes (2016), que se integra al conjunto de antologías de
esta modalidad textual. En este evento participaron Laura Elisa Vizcaíno,
Miguel Antonio Lupián, Diego J. Sañudo, Azucena Franco y los celebrados
editores.
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