Aprovechando nuestra estadía en la Argentina, decidimos irnos de paseo a un circo maravilloso. Allí tenemos la suerte de encontramos con Ana María Shua, que está escribiendo un libro de microrrelatos relacionados con ese lugar de entretenimiento.
Como sabemos, Ani Shua es una escritora con una generosidad tan grande como su talento. Y, sin dudarlo, nos regaló esta microficción inédita que integrará ese libro, para que nuestros lectores se lleven como souvenir de esta visita a su país. ¡Vaya honor! Qué lujo. Que lo disfruten, amigos.
Tragafuegos
No hay truco. Ningún líquido protector recubre la mucosa de la boca ni existen substancias capaces de arder sin calor. Los tragafuegos apagan antorchas en la boca, a veces mastican brasas y con frecuencia se queman. Suelen tener ampollas en el paladar, la lengua y las encías. Con los años, sufren de carcinomas bucales. Sus pulmones enferman de neumonía lipoidea porque respiran el combustible que usan para lanzar llamas. El riesgo es grande: inhalar mientras se tiene en la boca una llama encendida causa la muerte. Pero el número es muy económico, impresiona al público, y no necesita mucho entrenamiento. Basta con conocer ciertas técnicas de manipulación del fuego y, sobre todo, tener buena resistencia al dolor. La mayor parte de los tragafuegos son pobres y actúan en las calles de la ciudad. Me dan un poco de pena. Hubiera preferido no incorporarlos a mi circo, pero son muchos, son amenazadores, emiten largas llamaradas malolientes, consideré aceptarlos, aquí están.
Semana de Argentina
Semana de Argentina
jejeje, de algo hay que morir, saludos de un tragafuegos.
ResponderEliminarDragones urbanos, le llaman por acá.
ResponderEliminarSaludos.
Un micro maravilloso. Con esa capacidad de saltar al abismo y sin red en las últimas líneas. Sólo podía ser de Ana María Shua.
ResponderEliminar(Perdón: "solo", no me acostumbro)