Comité Editorial

9 de diciembre de 2010

Breve entrevista a Guillermo Samperio

Guillermo Samperio nació en 1948 en la ciudad de México, donde vive actualmente. Es escritor, promotor cultural, editor, guionista, dibujante, ensayista, crítico de arte, pintor, dibujante artístico, modelo y actor. Su currículum vitae es tan extenso que jamás podríamos incluirlo en forma completa en una revista dedicada a lo brevísimo. Ha publicado más de una treintena de libros, por los que obtuvo numerosos premios literarios. Además, es colaborador activo en muchas revistas y periódicos. Dictó cursos y conferencias a nivel de licenciatura, diplomado y maestría en Instituciones académicas de México, Alemania, Colombia, Ecuador, España, Francia, EUA, Venezuela y otros países, y ha impartido Talleres Literarios durante más de treinta años para diversas Instituciones Gubernamentales y Privadas dentro y fuera de su país. Es el Presidente de la Fundación Cultural Samperio, A.C.

IM: Has publicado libros de diversos géneros. ¿Cuándo y dónde surgió tu interés por el microrrelato?
GS: Cuando vi desmoronarse el Muro de Berlín y las grandes teorías o discursos. Y pensé que era tiempo de regresar a la ficción breve, a la literatura fragmentaria.

IM: En tu libro “Cómo se escribe un cuento” revelaste 500 Tips para nuevos cuentistas del siglo XXI. ¿Crees que existe una fórmula diferente para escribir microrrelatos? ¿Cuál?
GS: La ficción breve es una denominación muy cercana a lo que representa el texto en prosa brevísimo. Una ficción breve va desde una greguería (metáfora + humor), como “La nuca del mar está en la ola” o “Son más largas las calles de noche que de día” (Gomez de la Serna), un falso anuncio “Por beca en el extranjero, rento a mi novio” (Samperio), un periquete “¿Y si Adelita se fuera conmigo?” o “A mí sí me importan los cominos” (Arturo Suárez), incluyendo un par de chispazos como “Si la vida es una lucha, ¿a cuántos rounds es?” y “Es más fácil oírlos a todos, que callarlos a todos” (Carlos Lucero Aja), hasta un verdadero cuento mínimo, con tema clásico, como el titulado “Nocturno”: “—Hace tanto tiempo —me dijo al oído, jadeante todavía, y se acodó a mi lado, desnuda como el viento.// Sombras sobre sombras; una línea de Luz en las caderas. Sus ojos brillaban en secreto. Comencé a besarle las axilas; bajé a mordiscos por el perfil de luna; me detuve en las corvas; la escuché suspirar.// —Sígueme soñando —le supliqué—. No vayas a despertar” (Felipe Garrido). O este otro cuentito: “Necrofilia”: “...Al sentir que su madre había muerto, se alegró. Y no tendría que nacer” (Dimas Lidio Pitty), o una prosa poética como “La empatía de los cuerpos lleva a una inercia de imitación: cuando salimos apresurados del hotel, a media tarde, traías uno de mis aretes puesto” (Carmen Leñero). También algo que está entre el epigrama, a la Wilde, y el cuento vertiginoso, con sorpresa, donde el título es de suma importancia, como en la mayoría de las ficciones breves: “Cálculos renales”: "¡Cuánto sufrí para arrojar la primera piedra!” (Agustín Monsreal). O de plano un aforismo: “Después de la guerra”: “El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro” (Alejandro Jodorowski).
Es decir el término “ficción breve” tiene la flexibilidad suficiente para arropar diversidad de formas de lo muy breve escrito en prosa y no se puede afirmar, en rigor, que represente un género literario; son dos requerimientos formales los que se le pueden pedir: que sea lo más breve posible (algunos hablan de máximo dos cuartillas y otros de media cuartilla) y que esté escrita en prosa, en narrativa, literaria. Cuando se dice “ficción” estamos señalando que el texto se encuentra del lado de la literatura, en especial de la prosa, y con el adjetivo “breve” estamos indicando sólo su dimensión. O, como diría Aristóteles, la prosa señala su militancia ineludible en la ficción.

IM: ¿Cuáles crees que son las perspectivas de la minificción en un país como México?
GS: En este momento hay una gran cantidad de escritores de ficción breve y cada vez más hay espacios para publicarlos, incluso libros. A mí me han publicado ya dos libros "La cochinilla y otras ficciones breves" (Universidad Nacional Autónoma de México), 1999, y "La ficción es una catarina anaranjada", Editorial Lectorum, 2004 (tanto la cochinilla como la catarina son insectos muy pequeños, el primero de tierra y el segundo del aire con alas y éste es más atractivo por sus tonos fúlgidos y sus puntitos negros), además el libro Cuaderno imaginario, que ganó el Premio Nacional Comitán de Domínguez y publicado por Diana, 1989 (de este libro vale decir que su diversidad en microfición es demasiada amplia, desde lo fragmentario, el palíndroma y diversos juegos de palabras)

IM: Como lector, ¿cuáles dirías que son los libros o autores infaltables en una biblioteca de un escritor que se quiere dedicar a la microliteratura?
GS: En rigor no serían pocos, pero puedo mencionar a algunos que recuerdo y que serían especie de clásicos, entre microficcionistas, aforistas y artífices del cuento brevísimo como Aloysius Bertrand, Ramón Gómez de la Serna, Jules Renard, Rafael Pérez Estada, Julio Torri, Juan José Arreola, César Fernández Moreno (Con ambages), Samuel Walter Medina (Sastrerías), Joseph Joubert, Óscar Wilde y otros. De éstos, el lector puede saltar hacia los modernos, los de mi generación o menores que yo, que no somos pocos y la lista abarcaría más espacio que la entrevista.

IM: Administras un blog, tienes Facebook. ¿De qué manera crees que influyen hoy las nuevas tecnologías en la microficción?
GS: Tengo un blog (Tekstos de la Kómoda Web) dividido en varias secciones: Cuentos, Ensayo, Memorias, Microficción, Poesía y Prosa Poética; en general cada texto publicado lleva ilustraciones; tiene su contador de entradas, los seguidores y las editoriales en las que publico. También tengo una cuenta Facebook con unas 3,500 personas inscritas y 500 páginas de mi interés (que más bien las inserto para su promoción), las cuales se van turnando en aparecer en la página principal. Opino que estas tecnologías ayudan mucho a la microficción, ya que en general te exigen escribir con brevedad.

IM: Además de la literatura, ¿qué otras cosas te apasionan?
GS: Las mujeres, el cine, la pintura, viajar, la filosofía, la historia, la literatura clásica de diversos continentes, la ciencia, el cosmos, en especial de donde yo vengo: La Constelación Casiopea, etcétera.

Un cuento: La rosa de Paracelso por Jorge Luis Borges.
Una película: El sacrificio por Andrei Tarkosky.
Una canción: Una furtiva lágrima interpretada por Tito Schipa.
Una comida: León africano.
Una ciudad: San Petesburgo.
Una frase: "La ternura es el reposo de la pasión", Joseph Joubert.
Un equipo de fútbol: Manchester United.
Un deseo: Tener hijos con Lindsay Lohan.
Tu mayor logro como escritor: Haber sido contratado (en vida; eso espero) por la Editorial Cátedra, Madrid, que me publicará a mediados de 2011 el libro Maravillas malabares, antología de cuentos publicados, inéditos, poemas en prosa y la novela breve “Anteojos para la abstracción”, con dibujos artísticos de mi autoría a lo largo del libro y con un estudio del escritor y estudioso Javier Fernández quien, en la misma editorial, acaba de de traducir, introducir y publicar La mariposa de latón, de William Golding.

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Zapatos de tacón rojos para mujer linda - por Guillermo Samperio
 A Magali Lara
A los zapatos rojos los colorearon de manzana. Se ven bien en el zapatero, en el buró, o abandonados al pies de la cama. Con unos zapatos rojos los pies son importantes. A veces los zapatos rojos piensan. A los zapatos rojos les pusieron chapas por todos lados. Los zapatos rojos saben esperar. Los zapatos rojos son sinceros Los zapatos rojos son el corazón de los pies. Los zapatos rojos se parecen a la mujer linda. Van bien con un vestido ajustado o con uno amplio. Los zapatos rojos van bien sin vestido. Los zapatos rojos son medio gitanos. Los zapatos rojos son los labios de la sensualidad.
Los zapatos de tacón rojos son amigos de los zapatos de tacón negros. Los zapatos rojos desean desnudos a los pies. Los zapatos rojos están pintados de amor. Atraen a pequeños minotauros. Los zapatos rojos son el sueño realizado de los pies. Siempre llevan a una bailarina.

Semana de México.

2 comentarios:

  1. Impecable entrevista. Visitaré el blog que se indica.

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  2. Guillermo Samperio: un infaltable de las letras mexicanas actuales.
    El humor que destilan sus textos es similar al de sus charlas (hace años asistí a la presentación de La Gioconda en bicicleta).
    Muy buena elección.

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