De repente se desencadena la tormenta: eligen Papa a Urbano VI en Roma y luego a Clemente VII en Avignon.
Y a qué Papa quedarse. Cuál es el auténtico e infalible representante de Dios en la tierra. Uno se juega no sólo la vida sino también el alma.
Se convoca un Concilio en Pisa que aparta a los dos papas y nombra a Alejandro V. Parece una solución. Resulta en tres papas distintos.
Y muere Alejandro V. Y se reune el Concilio en Constanza el 5 de noviembre de 1414. Y nombra a Juan XIII. Y declara que ese es el único Papa. Y siguen existiendo tres.
Se recurre al Emperador para que convoque un nuevo Concilio. Juan XIII, único papa presente, ve que las cosas se ponen feas para él y huye vestido de mujer.
Es arrestado. Y Gregorio renuncia al papado persuadido por el Emperador. Pero Benedicto no. Benedicto se empeña en seguir de Papa. Es declarado hereje. Y cismático.
Se convoca nuevo concilio en Constanza. Se elige a Martín V. Pero Benedicto se mantiene en sus trece hasta después de morir, cuando le sucede Clemente VII.
Por suerte, el rey de Aragón lo presiona hasta obligarle a renunciar. Respiramos tranquilos. Nos santiguamos. Recuperamos la fe.
Dios escribe su mundo. Igual que Augusto Monterroso escribió el suyo. Y Aldo Flores Escobar, al que entrevistaremos esta semana, desarrolla el propio. Como Juan Manuel Montes, que nos mostrará cuál es su método de creación de mundos.
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