Cuando mi padre cobró su primera jubilación, el importe era tan magro que tuvo que optar entre pagar la boleta de luz o tomarse un helado. Atento a su conducta de toda la vida, eligió pagar la luz. Al llegar a casa, comentó la disyuntiva de hierro a mi madre.
Esa noche, murió de un infarto.
Pasados unos días, mi madre contó esta anécdota y dijo:
–Pobre, se fue con ganas de tomarse un helado.
Franco Vaccarini, de Brevedades: Antología argentina de cuentos re-breves, Manoescrita, 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios anónimos serán eliminados. Gracias por su comprensión.