Comité Editorial

22 de marzo de 2015

Semana del 23 al 29 de Marzo del 2015.

A medida que transcurre el día, incluso el más incrédulo de los habitantes de Garland, Texas, comienza a albergar dudas.

La sombra de los helicópteros se deslizan sobre la multitud que inunda las hasta hace poco apacibles aceras. Cámaras y reporteros de las televisiones de todo el mundo recogen declaraciones de curiosos, antropólogos, psiquiatras y creyentes de diversos cultos, incluidos los adoradores de Satán. Aquí y allá sobresalen cabezas de policías a caballo. Los lugareños tratan de abrirse paso, extraños entre los forasteros.

Hasta hace relativamente poco, los extraños eran otros: una centena de taiwaneses ataviados con monos y sombreros de cowboy blancos, recorriendo la ciudad en bicicleta y lanzando panfletos con las enseñanzas básicas de su doctrina, mezcla de budismo, catolicismo y platillos volantes. Tan extraños resultaban que pronto saltaron de los informativos regionales a los programas de máxima audiencia en la televisión nacional. Se llamaban a sí mismos Chen Tao. Tenían una profecía:

Dios iba a aparecer en las pantallas de EEUU a las 00:01 del 25 de marzo de 1998 para anunciar el fin del mundo. Sólo podrían salvarse, reservando plaza en la nave espacial de Dios, quienes abrazaran la fe de Chen Tao.

Incluso el más crédulo de los habitantes de Garland, Texas, tuvo problemas para asumirlo en principio. Pero a medida que transcurre el día, a medida que el reloj avanza hacia la hora señalada y que el caos ciudadano se acrecienta, desde el más crédulo al más incrédulo levanta la mirada hacia el cielo en busca de la luz que se aproxima.

Historias que se lanzan una sola vez, como un magnífico desafío y que comprimen en un solo minuto al resto de historias. Como las que acostumbran a escribir Pablo Gonz, Lola Sanabria y El hombre de tweed, que aparecerán esta semana en la Internacional Microcuentista.

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