Comité Editorial

2 de noviembre de 2012

Linda.


          La niña zombie y yo fuimos bastante felices. Todos me advertían del peligro, pero ella me miraba con sus ojos de abismo y prometía jamás comer de mi cerebro.
—Me haces falta entero —susurraba con voz dulce y agónica.
Se desvivía por mí. Y ejerció una influencia muy beneficiosa: los problemas que arrastraba con mi entorno —familia, profesorado, vecinos, compañeros y amigos—desaparecieron con la misma celeridad que los manjares de un banquete. Literalmente.
Después dejé de hacerle falta.



Fernando Remitente, Teoría del Mínimo Relato, 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios anónimos serán eliminados. Gracias por su comprensión.