Édgar Omar Avilés (Morelia, México, 1980). Maestro en Filosofía de la Cultura (UMSNH), licenciado en Comunicación (UAM) y diplomado en la Escuela de Escritores (SOGEM). Autor de cuatro libros de cuentos: Cabalgata en Duermevela (Tierra Adentro, 2011. Premio Nacional de cuento Joven "Comala" 2011), Luna Cinema (Tierra Adentro, 2010. Premio Nacional de Cuento de Bellas Artes "San Luís Potosí" 2008), Embrujadero (Secum, 2010. Premio Michoacán de Cuento "Xavier Vargas Pardo" 2010) y de La Noche es Luz de un Sol Negro (Ficticia, 2007. Mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2004), de una novela: Guiichi (Progreso, 2008) y del ensayo La VALÍStica de la Realidad (Secum, 2012. Premio Michoacán de Ensayo "María Zambrano" 2012). Antólogo de Bella y Brutal Urbe (Resistencia, 2013) y Antes de que las letras se conviertan en arañas (IMC, 2006). También ha ganado los premios nacionales de cuento "Magdalena Mondragón" 2006, Binacional de Cuento México–Québec 2003, Cuento Breve de la Revista Punto de Partida 2002, entre otros. Está seleccionado en una veintena de antologías, entre ellas en las ediciones 2004 y 2005 de Los Mejores Cuento Mexicanos (Ed. Joaquín Mortiz). Becario de Jóvenes Creadores del FONCA 2009-2010 y 2011-2012.
IM: Atrévete a elegir: ¿cuento, poesía, ensayo, novela o microrrelato? ¿Por qué?
EOA: Quiero mucho al microrrelato, pero éste suele ocurrir casi fuera de quien lo escribe. Cuando descubro una historia que puede ser contada en unas líneas, me resulta muy emocionante, y bajo ese esquema de asombro seguiré escribiendo microrrelatos. ¿Sabes?, he leído a microficcionistas que, en aras de escribir muchos, acaban haciendo chistes. Así, prefiero el cuento, que lo considero con más posibilidad de atraparlo y moldearlo; me resulta más flexible y gozoso que la novela y que el microrrelato.
IM: ¿Crees que México es un lugar fértil para el microrrelato o dirías que hay un futuro, más visible al menos, en países como España y Argentina?
EOA: En España hay más posibilidades de difusión (de Argentina no estoy muy seguro), pero en México vamos a buen paso. Editoriales mexicanas como Posdata se han sumado a los esfuerzos de editorial Ficticia y a editoriales universitarias mexicanas. Tenemos a escritores muy talentosos en el género y se le empieza a reconocer en la academia. Además, Internet (blogs y Twitter), que es un solo país, nos hermana a todos los lectores y escritores de microrrelatos. La minificción, por ser un género al margen de los intereses de las editoriales trasnacionales, crece muy saludable.
IM: Tu espacio en la red, Rasabadú, acaba de cumplir diez años. ¿Cómo es posible mantener una bitácora por tanto tiempo cuando la vida útil de un blog generalmente no supera los dos?
EOA: rasabadu.blogspot.com es un bitácora donde posteo lecturas que he gozado (fragmentos de novelas, cuentos, minificciones, poemas; por lo general nada escrito por mí, salvo excepciones de capricho) y que deseo compartir sí con otros internautas, pero, sobre todo, conmigo mismo en el futuro. No es raro que me meta en él para leer algún post al azar. O que de ahí saque algún epígrafe para algún cuento escrito por mí, o que comparta alguno de sus contenidos en mi Facebook o Twitter (que son plataformas cuya información suele ser efímera). Bajo este esquema tan sencillo y franco, no veo motivos para que mi blog no cumpla 20 años (siempre y cuando los blogs no desaparezcan y yo siga vivo).
IM: Has recibido premios muy importantes de narrativa, tales como el "Comala" en 2011 y el "San Luis de Potosí" en 2008. ¿Qué le dirías a los escritores que buscan el reconocimiento de sus textos en los concursos?
EOA: A) Que es un medio válido, pero no un fin en sí. B) Ganar un premio es mitad suerte, mitad talento; y es raro que gane una obra que apasione en primer lugar a todos los jurados. C) Que casi todas las grandes obras literarias no ganaron en su momento premio alguno. D) Que un premio te da dinero para comprarte algo de tiempo para seguir escribiendo; te da un poco de currículum para enfrentarte un poco con editoriales y con lectores; y veces incluye la publicación y evita el fárrago desmoralizante de buscar editor. Todo esto es bueno, sirve, pero no remplaza el verdadero acto de la escritura que es solitario, de disciplina y arrojo hasta consumar un poema, una novela, una minificción o un cuento que sea fabuloso y revelador para el que lo creo, independientemente de que unos jurados digan que es o que no es el mejor de los que les llegaron a concurso.
IM: Si en tus manos estuviera elegir escritores consagrados a la brevedad para una última antología del género, ¿cuál sería tu selección?
EOA: Me van a faltar muchos nombres, pero seguro estarían: Macedonio Fernández, Luis Britto García, Augusto Monterroso, Ramón Gómez de Serna, Jorge Luis Borges, José Luis Zárate, Ana María Shua, Frederick Brown, Alberto Chimal, Rafael Vázquez, Enrique Anderson Imbert, Gabriel Jiménez Emán, Wu Ch'eng‑en, Tsao Hsue, Franz Kafka... También es importante decir que grandes minificciones han sido escritas por autores no consagrados en el género, ni para la literatura (escritores dilentantes) o son anónimas... Y en esa antología, para ser completa, también tendrían que haber lugar para estos otros.
Un libro: Ubik.
Un autor: Philip K. Dick.
Una película: Leólo.
Una comida: Enchiladas de mole poblano.
Una bebida: La cerveza (entre más oscura y espesa, mejor)
Una ciudad: Ciudad de México.
Un miedo: El cáncer.
Una frivolidad: Comprar playeras con estampados que yo considero “interesantes”.
Un deseo: Que el mundo esté mejor repartido… Es un asco tanta desigualdad. Y esta urgencia de igualdad incluye a los animales no humanos.
Un amor platónico: En la actualidad, no. Pero a través de mi vida he tenido varios y siempre han sido mujeres más o menos cercanas a mí, pero donde hubo “barreras invisibles”. (No suelen provocarme mayor ilusión quienes están fuera de mi plano). //Un amor platónico muy abstracto: los conceptos de imaginación fantástica, esos en los que exclamas: ¡cómo se le ocurrió a alguien algo tan raro y maravilloso!
Un juego: videojuegos y el ajedrez.
Un deporte: El básquet.
Una fantasía porno: En esa fantasía habría al menos un par de mujeres con caderas amplias (pero con cintura).

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