Comité Editorial

19 de abril de 2013

Suplantación

           Abro los ojos. Mientras despierto del letargo, me observo en medio de un lugar desconocido. Nada de lo que encuentro alrededor me es mínimamente familiar. Aún soñoliento, me levanto de la cama y descubro una serie de fotografías desperdigadas en el suelo. Casi me cuentan la historia de vida de otro hombre desde su niñez, pero al detallarlas, no logro reconocer ni un lugar, ni una sola persona de las que lo acompañan. Perdido, sigo caminando en medio de la habitación, tratando de recordar sin éxito que me trajo hasta aquí. De repente, encuentro un teléfono y una nota con un número que me resulta vagamente conocido. Lo marco, el timbre suena un par de veces y al otro lado de la línea —aterrado— escucho mi voz.

Esteban Dublín, de la serie Mínimas inconexas en Los cuentitos, 2012.

4 comentarios:

  1. Las narraciones en primera persona en presente siempre me han parecido muy difíciles: narras o vives.

    Me gusta cómo lleva esta historia hasta el momento del terror, en que a pesar de estar aterrado sigue con el tono de voz tranquilo. No sé, es mi impresión. Ni yo mismo sé como reaccionaria al escuchar mi propia voz que me llamara por teléfono, si yo seguiría siendo igual de perfectamente descriptivo o mi descriptiva se volvería en un balbuceo o en expresiones de preguntas o incertidumbre.

    La idea es magnífica :-)

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  2. Ciertamente preocupante cuando uno se llama a sí mismo por teléfono.
    Se llega a pensar cualquier posibilidad.
    O me dupliqué o voy camino de ser amputado cerebral, o debo aplaudir a mi imitador.
    Aunque no lo siento como fuente de terror.

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