Comité Editorial

16 de noviembre de 2016

Presentación a "Lo bueno, si breve, etc." de Ginés Cutillas


Cuando el lector común se enfrenta a un texto interminable como “El dinosaurio” de Augusto Monterroso no tiene claro si es literatura, ingenio narrativo o, en el peor de los casos, un chiste. Entonces, si pregunta a los entendidos sobre esta modalidad textual brevísima, estos lo llamarán de múltiples maneras, además de brindar diversas apreciaciones. Algunos los llaman minicuentos –recordando a su hermano mayor, el cuento-, otros prefieren señalarlos como microrrelatos; y, un grupo se decanta por el término “minificción”. Aunque, actualmente, existe un ligero consenso en llamar microrrelato a los textos brevísimos narrativos y minificción a los demás textos brevísimos.

Como se ve, después de más de treinta años de teoría sobre esta modalidad textual brevísima, aún no existe un consenso unánime en su denominación, pues no solo difieren entre autores, escritores e investigadores, sino también en países. La misma suerte tiene la descripción de sus características, aunque todos concuerdan en que son narrativos y cuenta una historia.

Para combatir esta discordia o debate, Ginés Cutillas nos presenta Lo bueno, si breve, etc., publicado este año en Barcelona por Editorial Base. En este libro, nuestro autor empieza describiendo un recorrido histórico de esta narrativa brevísima, a la que prefiere llamarla microrrelato; y no duda en otorgarle el estatus de género literario, indicando que “Este nuevo género bebe de todo los demás a pequeños sorbos: disfruta del ritmo de la poesía, del humor de la greguería, de la rotundidad del aforismo, de la esfericidad de los buenos relatos, y por supuesto, de los grandes temas universales de la novela” (p. 15)., reconociendo así su carácter omnívoro y su multiplicidad literaria.

No obstante, su análisis no se limita a establecer que es un género literario que posee características de otros, ya que sirviéndose de las aproximaciones de los investigadores españoles Irene Andres-Suárez y Fernando Valls, apuesta por una definición de microrrelato, indicando que es un: “Texto breve en prosa de naturaleza narrativa y ficcional que, usando un lenguaje escueto y preciso, se sirve de la elipsis para contar una historia sorprendente a un lector activo” (p. 19), reconociendo así la dualidad participativa que exige este género literario, que se traduce en la relación íntima entre el narrador y su lector, quien deberá completar los universos paralelos de cada microrrelato.

Pero no se asusten, una parte del libro que presentamos es teórica y la otra es práctica. Así, el propósito de Ginés Cutillas es dilucidar las incógnitas que se presentan cuando un lector común aborda textos extremadamente brevísimos para desarrollar una historia; acaso es el libro que todo teórico quiso escribir, pues no se limita a señalar las características del microrrelato, ya que acierta al momento de brindar consejos a sus lectores para animarlos a escribir estos textos que a todos nos cautivan.

En efecto, Lo bueno, si breve, etc., constituye un libro sustancial para aquel lector que sienta que la brevedad narrativa empieza a ingresar en su universo libresco, pues le ayudará a conocer su desarrollo histórico, sus características principales y, seguramente, le animará en un futuro no lejano a escribir un microrrelato.

Para ello, su autor analiza los decálogos para escritores ideados por García Márquez, Horacio Quiroga, Augusto Monterroso, y Andrés Neuman, aprovechando las pautas que pueden ser aplicadas al microrrelato, con la finalidad de escribir uno de calidad.

Pero todo este trabajo de análisis e investigación histórica logra su cúspide cuando nuestro autor, en la parte práctica de este libro, plantea su “Decálogo del perfecto microrrelatista”, señalando que: I) Antes de escribir, se debe leer de  todo; II) No se debe escribir nada que no aporte nada nuevo; III) Se debe elegir con sumo cuidado cada palabra; IV) En la primera frase te juegas al lector; V) El título debe formar parte de la historia; VI) Una imagen vale más que mil palabras; VII) La elipsis es la reina; VIII) Se debe partir de situaciones y personajes conocidos; IX) Se debe aplicar todo el conocimiento literario que se tenga; y, X) Se debe golpear sin piedad en el punto final. Al respecto, debemos advertir que a diferencia de los tradicionales decálogos para escritores, donde cada frase es considerada una sentencia incuestionable, Ginés Cutillas desarrolla cada uno de los puntos antes mencionados, presentando ejemplos de su poética y compartiendo con el lector su experiencia en estas lides narrativas.

Finalmente, el libro que nos ocupa presenta una extensa, detallada y minuciosa bibliografía de los textos de microrrelatos publicados en ambos lados aquel charco llamado Atlántico, desde el año 1888, con la publicación de Azul de Rubén Darío hasta nuestros días.

En consecuencia, después de leer Lo bueno, si breve, etc. de Ginés Cutillas, usted tiene dos opciones: la primera, compartir con sus familiares, amigos y colegas este libro para que comprendan qué texto están abordando cuando de un microrrelato se trata; y, la segunda, esconder el libro, leerlo religiosamente todos días siguiendo cada una de las pautas establecidas en su decálogo y, finalmente, escribir un microrrelato. Yo, egoístamente, elegí esta última opción. ¿Usted cuál elige?


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