Comité Editorial

12 de diciembre de 2014

Proceso creativo de Leonardo Dolengiewich

Mi proceso creativo tiene mucho que ver con tres características de mi personalidad: la atención flotante (el estar atento a muchos estímulos de mi alrededor de manera simultánea), lo que me lleva a percibir fragmentos de frases y de imágenes casi todo el tiempo; una imaginación muy activa, que intenta siempre armar algo con esos fragmentos; y un humor que podría calificarse de ácido, negro y/o retorcido. Esas tres características son el caldo de cultivo para una creación permanente de chistes, ocurrencias e historias (que unas veces quedan dentro de mi cabeza y otras salen como disparadas, lo que puede llegar a irritar un poquito a mis interlocutores).
La mayor parte de esas ocurrencias no llegan ni a transformarse en proyectos de textos. Pero otras sí y, entonces, les empiezo a dar forma en mi cabeza.
Lo primero que hago mientras voy masticando una idea es interiorizarme bien en el tema si hay algo del mismo que desconozco. Creo que uno debe escribir acerca de lo que sabe o, al menos, informarse de un tema antes de escribir algo referido al mismo.
Y como para mí una microficción tiene que ser redonda, no debe dejar cabos sueltos (aunque puede y debe dejar vacíos para que el lector construya e interprete, que es otro tema) y debe decir mucho más que lo que expresa (haciendo de la condensación y de la economía de palabras recursos fundamentales), no me siento a escribir hasta que el texto no está lo suficientemente rumiado y pulido en mi cabeza.
Es por esto que en el acto de escribir (de sentarme frente a la computadora a teclear), es muy poco el tiempo que utilizo.
Y después de haber escrito un texto, lo releo varias veces en silencio y en voz alta en busca de incoherencias, cacofonías, rimas distractoras y palabras que no digan exactamente lo que yo tenía la intención de expresar. Entonces, recurro a diccionarios comunes y de sinónimos y antónimos.
Luego, el texto pasa por el filtro de ser leído por familiares y amigos, con el fin de ver si es entendible (si la idea en sí o la redacción no son demasiado rebuscadas) y de otros escritores que puedan hilar fino en corregir esas sutilezas que a todos se nos pasan en los textos propios.
Y, cada tanto, releo los textos que he ido escribiendo y muchas veces les voy encontrando cositas para corregir. Por eso, no suelo publicar en mi blog ni en ningún otro lado textos demasiado recientes.


Leonardo DolengiewichNació en 1986 en Mendoza, Argentina. Es estudiante de Psicología y escritor. Sus microficciones han sido publicadas en antologías, revistas literarias y sitios web especializados en el género, tanto de Argentina como de Chile, Perú, México y España. Participó en las IV Jornadas Nacionales de Minificción (Mendoza, 2011) y en la Jornada Trinacional de Microficción: Argentina, Chile y Perú (Santiago de Chile, 2014). Su  primer libro, que se titulará “La buena cocina”, verá la luz en el año 2015. Publica sus textos en: Me podés leer acá.

1 comentario:

  1. Olé. Un escritor así dispone de una herramienta de crecimiento perpetuo.

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